sábado, 1 de agosto de 2020

La Nueva Normalidad en Tiempos de la Covid-19


     Esta es la primera entrada que escribo sobre la situación actual de la pandemia de Covid-19.

     Advertencia previa: Al momento de escribir esta entrada hay dos a tres prospectos de vacuna que se encuentran en su última fase de investigación y desarrollo, y que podrían tener éxito. Sin embargo, hasta este momento siguen sin existir tratamiento o vacuna para esta nueva enfermedad.

     El mundo actual se encuentra en una crisis inédita. Nunca antes se habían combinado un deterioro ambiental profundo, una recesión del modelo económico capitalista y la emergencia de una epidemia de una enfermedad nueva en todo el planeta. No se pone en duda la dureza de los tiempos actuales.

     Esto lleva a pensar en la necesidad de pensar y reflexionar sobre cómo se llegó a este punto y cuáles son las expectativas con respecto del futuro. Este escrito tratará de elaborar un escenario, que si bien tiene posibilidades tanto de realizarse como de no hacerlo, tendrá la función de servir de desahogo al análisis que se ha venido desarrollando en la cabeza de su autor desde hace meses, en un intento por interpretar lo que parece ser el emerger de una nueva realidad: la nueva normalidad.

     Lo que primero que hay que comprender es una idea chocante y desesperanzadora, pero real y patente: el mundo cambió por completo de un día a otro. Como en otras ocasiones en la historia humana, se pasó un punto de no retorno. No hay forma de volver a la vida antes de la Covid-19, incluso y aunque se desarrollaran tratamientos y vacunas efectivos. Lo que está sucediendo en este momento marcará para siempre la vida de las generaciones presentes y futuras, cambiando hábitos, estilos de vida y formas de hacer las cosas a las que estábamos acostumbrados.

     Antes de analizar los cambios que se vienen, y que conforman el escenario que llamamos "nueva normalidad", tenemos que recordar que esta no es la primera vez que un suceso cambia drásticamente la vida, los hábitos y la logística en el mundo. Basta con recordar dos eventos, recientes en forma relativa, que constituyeron puntos de no retorno. El primero, hace 40 años, causado también por la aparición de una enfermedad nueva, para la cual por cierto no hay vacuna ni cura aunque sí buenos tratamientos, fue la crisis del SIDA. En este tiempo, hemos tenido que aprender a convivir con el Virus de Inmunodeficiencia Humana, lo que trajo cambios en hábitos, pero en forma especial, en estilos de vida. Este virus cambió la sexualidad humana en todo el mundo, y el uso del preservativo, de la preferencia por las relaciones sexuales "sólo con tu pareja", además de la elaboración y puesta en práctica de medidas más estrictas sobre el manejo de sangre y de equipos médicos desechables, como las agujas de jeringas y equipos de canalización, forman parte de lo que fue una nueva normalidad después del SIDA. El segundo, más reciente aún, fueron los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, y que tuvieron como nueva normalidad el diseño y puesta en práctica de medidas en logística de seguridad mucho más estrictas en los aeropuertos, y que ahora forman parte de las prácticas habituales en las terminales.

     Es difícil prever en forma exacta cómo será la nueva normalidad post Covid-19, pero lo que sí se puede hacer es traspolar hacia el futuro lo que se está viviendo en este momento de confinamiento mundial. El peor escenario consistiría en pensar que nunca habrá vacunas ni tratamientos efectivos contra el nuevo coronavirus, por lo que la "nueva normalidad" traería consigo cambios radicales en la forma en cómo vivimos, convivimos, nos entretenemos, consumimos, etc. Los futuros brotes de la enfermedad obligará a tener periodos de confinamiento, quizás ya no tan estrictos como el presente, pero sí constantes durante los próximos años. Serán temporadas de "quedarse en casa durante algunas semanas o meses", con otras de "salida con precaución", dependiendo de la intensidad de cada brote. Esto será, como se ha dicho, durante años, quizás décadas o incluso podrán ser permanentes.

     La reflexión sobre el peor escenario es necesaria, pero también hay que tomar en cuenta que suele ser el de más baja posibilidad de ocurrencia, al igual que el mejor escenario posible consistente en que surja una vacuna totalmente efectiva, o un tratamiento curatorio infalible que extinga la enfermedad y que permita regresar a la vida exactamente como era antes. Ambos escenarios son los más improbables, pero no por ello se tienen que descartar.

     Prefiero pensar en un escenario conservador, en donde se desarrolla una vacuna con un éxito moderado, similar a las de la influenza, y un tratamiento, que si bien no cura la enfermedad, es efectivo en el tratamiento de sus peores síntomas, lo que hace que baje en forma definitiva su letalidad. La nueva normalidad en este escenario consistiría en un cambio definitivo de hábitos de contacto entre personas, de alimentación y de higiene. Esto se reflejaría en formas nuevas de urbanidad, cambios en la logística de organización de eventos, de comercio, entretenimiento y consumo. Estos cambios serían:

     1. Urbanidad y hábitos de contacto. Cambiar el saludo de mano, y más importante, de beso; por formas que no impliquen tocar a la otra persona. También, la sana distancia, un metro y medio entre personas, será la nueva norma de convivencia social. Hay que entender que ello no implica renunciar a los abrazos y besos entre parejas y familiares (entendiéndose entre familiares nucleares), sino que ya no pueden hacerse extensivos a otras personas fuera de estas relaciones. De hecho, esto tendrá la ventaja de que los contactos físicos entre parejas y familiares serán más seguros e higiénicos.

     2. Espacio público. El uso extensivo de cubrebocas, o mascarillas, será la normalidad cuando se comparta el espacio físico. Esto formará parte de la nueva logística de organización de eventos, junto con controles de ingreso basados en la satinización de manos y zapatos y toma de temperatura. Estos controles llegarán a ser tan normales como lo son los de seguridad en los aeropuertos. También, tendrán que evitarse las aglomeraciones de gente en espacios cerrados. Esto cambiará el funcionamiento y el diseño interior de recintos como teatros o cines, en donde el aforo tendrá que reducirse para permitir la sana distancia entre asistentes. También, se aprovecharán las nuevas (ya no tan nuevas) tecnologías del internet, a través de las cuales conciertos, obras de teatro, películas, etc., llegarán a los espectadores, como ya se está haciendo. También, es posible hacer uso de soluciones del pasado que tenían mucho tiempo de no utilizarse, como lo ha sido el resurgimiento de los autocinemas.

    3. Educación. Quiero abordar un tema que me es particularmente interesante. La pandemia ha obligado la suspensión de las actividades escolares presenciales en todo el mundo. Esto es posible verlo como una gran oportunidad de replantear el modelo, ya no educativo, sino de escuela. Aún sin pandemia, en este tema estábamos insertados en una situación, ya no de obsolescencia sino de anacronismo, consistente en tener a niños y jóvenes del siglo XXI siendo educados por docentes del siglo XX en escuelas del siglo XIX; un desfase de doscientos años. Un modelo de escuela así ya no tenía lugar en el tiempo que se vive ahora. Ya no es posible hacinar, esa es la palabra, a cincuenta niños en un salón de clases en tiempos del internet, las redes sociales, el aprendizaje autónomo digital, el comercio electrónico, etc. La actual situación ha obligado a iniciar el probar con otras formas de escuela, como la educación a distancia. No veo a esta última reemplazando totalmente al modelo presencial en la nueva normalidad, pero sí creo que van a combinarse. La asistencia a la escuela ya no será diaria, y los salones de clase ya no se van a aglomerar de estudiantes, ya que unas materias serán presenciales y otras a distancia. Esto va a permitir, desde el punto de vista pedagógico, el traslado definitivo del centro del acto educativo de la enseñanza al aprendizaje, el cual hasta ahora había sido imposible en un modelo de escuela que, por su propio funcionamiento, no lo había permitido simplemente. Esto también tendrá efectos sobre la higiene, ya que tengo idea de que los planteles escolares eran verdaderos focos de transmisión de enfermedades, especialmente respiratorias.

   4. Higiene y salud. El lavado de manos y el estornudo "de etiqueta" tendrán una práctica más extendida, así como la satinización de lugares y objetos. También, se tendrá que replantear la alimentación actual, sobrecargada de azúcares, conservadores, aditivos, comida ultraprocesada, chatarra, refrescos embotellados, etc., para cambiarse por opciones más naturales y saludables. Además, se valorará de una nueva forma el derecho a la salud, y se tendrá que fortalecer la sanidad pública, tan debilitada por las lógicas del sistema neoliberal.

     5. Comercio. Las actividades comerciales cambiarán. Los espacios de comercio presencial reducirán su aforo, para el manejo de la sana distancia. Se impulsará en forma definitiva el comercio virtual electrónico. Se preferirá la producción y el consumo locales en lo que se refiere a los bienes de primera necesidad.

     6. Otros. Actividades como el turismo tendrán que replantearse, y sus logísticas tendrán que cambiar. Por bastante tiempo, no será posible realizar viajes de placer como se hacía antes. En este caso se tendrá que desarrollar formas alternativas como el turismo virtual, con visitas a lugares, sitios históricos o museos a través de internet. En cuanto a la industria restaurantera, los establecimientos tendrán que reducir su capacidad, para aplicar normas de sana distancia entre comensales, y aplicar más el servicio a domicilio, pudiendo aprovechar las plataformas digitales para hacerlo. También, las labores de oficina tendrán, en muchos casos, que cambiar a modelos de trabajo a distancia a través de internet, siguiendo la misma tendencia que las actividades escolares. Esto tendrá un impacto positivo también en el medio ambiente, al reducir la cantidad de traslados en automóvil y en transporte público.

     El surgimiento de situaciones como las que se describe en este escenario ya se está dando. Incluso en el caso en que se obtuviera una vacuna y tratamientos definitivos contra esta nueva enfermedad, su impacto y los cambios que ya está propiciando alteraron para siempre la vida y la realidad. El virus llegó para quedarse; los cambios que trajo consigo, también. Es la nueva normalidad, es la muerte definitiva del siglo XX y el inicio verdadero del XXI.

Zapopan, Jalisco, Agosto 2020.

Disclaimer: la imagen fue tomada de internet en forma libre. Sus derechos pertenecen a sus dueños y no al autor de esta entrada.

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