Después de varios meses puedo volver a escribir en este blog. Estas son unas reflexiones sobre el proceso electoral federal que se dio hace apenas unos días, y las lecciones que me dejaron.
Antes de pasar en materia quiero expresar mi beneplácito por el
resultado que se obtuvo en la elección presidencial. He sido un seguidor de Andrés
Manuel López Obrador desde hace varios años, y ahora tendré la
oportunidad de ver cómo se va a aplicar su proyecto de nación, el cual
he venido enseñando en cursos de formación política desde hace cinco de
ellos.
La reflexión se hace en forma de un ejercicio "PNI" (positivo, negativo e interesante). Comienzo con lo positivo:
1. Ante el voto masivo no hay forma de que pase ningún tipo de fraude.
2. El resultado es el reflejo del hartazgo de una sociedad que ya quiere un cambio radical en el modelo económico actual, cuyo fracaso se puede percibir en su situación social, económica y moral que presenta un franco deterioro cuyo proceso se ha dado desde hace casi cuatro décadas, y que dicho hartazgo se ha expresado en forma clara.
3. Que un pueblo agraviado y movilizado puede elegir vías de salida que son pacíficas e institucionales, lo cual no es novedad en la historia reciente, pero sí en la que corresponde a nuestro país.
4. Que se puede recuperar una forma de hacer política que hace tiempo estaba olvidada; a ras de piso, visitanto municipio por municipio, casa por casa, conectando con la gente.
5. Que la experiencia, algo que se no se valora en estos tiempos de obsesión por lo juvenil y lo desechable, es un activo muy importante en un político, y más si se es candidato.
También tengo que pasar a lo negativo:
6. Que se tiene a una parte de esta sociedad que está "intoxicada" bajo el efecto del individalismo y la posmodernidad, que expresa lo peor de sí dando muestras de racismo, clasismo y división, olvidando que tod@s somos personas. Es verdad que hay diferencias ideológicas, algo que no debe perderse ya que constituye la variedad en las formas de pensar, pero estas no deben dar paso a la denigración de la dignidad del (de la) otr@, ya sea en un sentido ("chairos", "pejezombis", "populachos", "mugrosos") o en el otro ("derechairos", "riquillos", "mirreyes").
7. Derivado de lo anterior, al parecer se confunde respeto con tolerancia. Si bien ambos son valores que facilitan la convivencia social, el primero tiene mayor importancia con respecto del segundo. El respeto consiste en reconocer en la otra persona la misma dignidad humana que un@ mism@ posee, para darle mismo trato que esperamos para nostr@s mism@s. La tolerancia, por otra parte, significa la disposición a soportar las ideas y conductas que son propias de cada persona. El respeto es obligatorio para una persona que actúa bajo principios éticos, mientras que la tolerancia no lo es necesariamente. La confusión es fácil ya que quien actúa con respeto parece ser tolerante, pero esto no es así en forma necesaria; se puede reconocer y salvagardar la dignidad de una persona sin tener que aceptar para un@ mism@, sus ideas o conductas. La tolerancia es importante y complementa al respeto, pero no son lo mismo, y como se insiste, es opcional. Hay que aclarar también que tampoco son lo mismo la no-tolerancia y la intolerancia, ya que esta última se da cuando se pierde el respeto.
Ahora se pasa a lo interesante:
8. Se presenta ante el país un panorama inédito que abrirá un periodo nuevo en nuestra historia. Hay esperanza y expectativas, pero también incertidumbre. El tiempo mostrará cómo evoluciona esta nueva etapa a través de su paso.
9. Se pudo ver el crecimiento vertiginoso de un partido como Morena, el cual pasó de su fundación como tal a ser la primera fuerza política del país en sólo cinco años. También el tiempo mostrará los aspectos positivos y negativos de este fenómeno.
10. Ante la nueva circunstancia se tendrán que observar los cambios que surgirán en la dinámica de funcionamiento del tejido social en México; la incógnita a despejar en esto es, ¿hacia dónde se moverá, hacia su cohesión o hacia su polarización? La respuesta la darán los resultados del proceso de reconstrucción del tejido, cuya implementación se percibe como indispensable y apremiante.
Finalmente, debo expresar que es tiempo de compromisos. En lo particular tengo que asumir la defensa, eso sí crítica, de un nuevo régimen que siento, quizás por primera vez en mi vida, como afín, lo que constituye un reto. Aportar, trabajar, señalar aciertos pero también errores, exigir, en corto; participar.
Rodrigo Martínez M.
Julio, 2018
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Coincido en varios puntos. Uno de ellos es que, efectivamente, ante el voto masivo de la pasada contienda electoral no hay manera de realizar fraude y fueron las y los cuidadanos quienes decidieron libremente a sus representantes. En el caso de AMLO, nadie duda de su popularidad y "carisma" del cual goza entre sus simpatizantes, sin menospreciar el cambio que su triunfo supone y que materializa el sueño colectivo de una mejor dirigencia para el país.
ResponderEliminarUn hecho histórico, sin duda.
Efectivamente, nuestra sociedad agraviada y doliente por décadas a causa de gobiernos y partidos corruptos ha levantado la voz por medio del voto en aras de lograr ese cambio. En nuestro país el hastazgo social es mas que palpable y una prueba irrefutable es marginación de cada vez mas mexicanos, a pesar de los modelos ecómicos y políticas públicas propuestas por quienes se dicen representarnos.
Con este clima social, resulta casi imposible albergar una especie de "resentimiento" contra aquellos que lo tienen todo mientras que miles de personas viven en pobreza extrema. Esto, teóricamente, debería ser imposible viviendo en un país con una riqueza en biodiversidad y extensión como el nuestro.
Coincido también al creer que existen otras formas de hacer política sin recurrir a la violencia. Igualmente resulta obligatorio el acercamiento de quienes dirigen el país con todos los sectores sociales. Escuchar de viva voz las necesidades y propuestas de los ciudadanos resulta imprescindible para acortar esa gran brecha existente de (in)comunicación entre gobernantes y gobernados y para eso nada mejor que la participación de todos y todas.
Bajo esta mirada el recién presidente electo representa para muchos, sin duda, "la esperanza de México".
Hola Vero, no vi tu comentario hasta hoy. Aportas un punto muy interesante sobre la brecha comunicacional entre gobernantes y gobernados, y que sin duda es un reto para la administración federal que habrá de iniciar sus funciones en diciembre. Gracias por dejarlo ;)
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